No por esperado deja de ser menos relevante el anuncio de la estrategia del estado en ciencia abierta. La llamada Estrategia Nacional de Ciencia Abierta (ENCA) 2023-2027 se convierte, por fin, en el andamio sólido a partir del cual podrán iniciarse las reformas y los cambios en la transición hacia el nuevo paradigma en ciencia abierta. Y es así, que en ocasiones, lo que ya esperas como un regalo de reyes largamente solicitado, puede dar la sensación de poca ilusión, de no captar adecuadamente la importancia del hecho. Así que, ante todo, felicitémonos todos, porque forma parte del trabajo conjunto de mucha gente, de muchas visiones y previsiones. Una política pública es siempre el trabajo a menudo ciego de muchos asesores y asesoras de larga mirada, donde el conocimiento y la paciencia se convierten en dos caras de la misma moneda.
¿Preguntémonos ante todo por qué es relevante el ENCA? Pues en primer lugar porque da finalmente sentido y sobre todo cobertura (y responsabilidad y dinero) a todas esas cosas que ya se estaban haciendo. Los cambios introducidos en la ley de la ciencia, en la LOSU, en la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación (EECT) o bien el Plan Estatal de Investigación Científica, Tecnológica e Innovación (PEICTI) 2021-2023. Sí, la ciencia abierta ya se abría paso en muchos puntos intermedios del llamado Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTI) y formaba parte de los debates abiertos en torno a la ANECA y los cambios en la evaluación científica del colectivo investigador, pero carecía, en mi opinión, la alfombra roja para permitir muchas más cambios y más atrevidos. ENCA es el salvoconducto para destrozar las reticencias que carecían para afrontar los cambios necesarios, o al menos para generar el debate necesario para que el cambio sea tan rápido como el último de los investigadores e investigadoras en acogerse.
Para quienes llevamos sobre el tema, haciendo su interés en análisis e investigación, parece no aparecer ninguna novedad, relevante, cuando posiblemente ésta es una visión práctica del documento: ir al trabajo, y de documentos como la recomendación UNESCO sobre ciencia abierta o bien otros planes estatales de la Unión Europea hace un resumen en los 4 objetivos y ejes estratégicos. Del conjunto del documento hacemos algunas observaciones:
- Adecuadamente, el documento comienza con una introducción y una definición y descripción de la ciencia abierta porque todavía hay que explicarla y no dejar de hacerlo. Sin estridencias, entra en las seis dimensiones que recoge la siguiente imagen.
- La asimetría de las dimensiones se expresa en la propia elección de los objetivos y ejes estratégicos. Así, ni todo es tan relevante ni todo tan urgente.
En este sentido, los objetivos se centran oportunamente en el acceso abierto y la gestión de datos de investigación, las infraestructuras que deben facilitar estos dos ámbitos, y la necesidad de nuevos mecanismos de evaluación de la investigación (incluyendo la formación a todos los actores), dimensionando de forma menor los aspectos de código abierto, la ciencia ciudadana, los recursos educativos en abierto o la revisión por pares en abierto.
- La misión del ENCA presenta elementos que a menudo no se mencionan en ciencia abierta y son claves, como mejorar la calidad, la transparencia y la reproducibilidad. Aunque son conceptos que aparecen poco a lo largo del documento hay que entender que son valores que deben ser bastante motriz para bastantes cambios. Cada paso a corto, medio o largo plazo deberá servir para lograr la misión del ENCA.
- Según mi visión, aunque hace poca autocrítica de esas carencias o inercias de la ciencia que la ciencia abierta permite optimizar, el documento DAFO que incluye en el inicio me parece una excelente forma de describir los problemas. Como política pública, además, creo que hace una distancia respecto a los grupos de interés privados (básicamente editoriales) que viven muy bien de lo que uno, científico o científica individual, considera como una anomalía pero que no dispone de suficiente fuerza para poder cambiarlo. El ENCA pretende ser el motor de cambio y, por tanto, no esconde las amenazas (que serán seguramente piedras en el camino).
- Si una política pública necesita presupuesto para no ser un brindis al sol, se anuncia un apoyo anual en los cinco años del ENCA de unos 24 millones de euros, lo que debe permitir sobre todo ayudar a que las diversas acciones en relación a infraestructuras, análisis de herramientas existentes e interoperabilidad entre ellos puedan avanzar de forma clara.
En resumen, y como principal conclusión, un buen documento que debe permitir avanzar, ahora sí, con paso decidido hacia una ciencia más abierta y de mayor calidad, que al final es por eso que se quiere cambiar.
Reseña elaborada por Alexandre López-Borrull